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NUESTRO EQUIPO

Ana

En esta vida, hay pocas personas que sepan a qué se dedicarán laboralmente  desde muy pequeños.

Yo soy una de las afortunadas. Y por doble razón. Una porque lo supe en el momento en el que pude razonar, que los animales serían mi vida, y otra porque tengo la suerte de trabajar en algo que me apasiona; y dicen qué si trabajas en lo que te gusta, no trabajas nunca.

Las horas que puedo dedicar a la clínica, son las más felices para mí. La vida me ha llevado por otros derroteros laborales y personales, que me impiden dedicar más tiempo a la ilusión de mi vida: ayudar a las mascotas y a sus familias a que tengan una vida mejor, más sana y por supuesto más feliz. Esto me hace salir del trabajo cada día llena de alegría.

Mis compañeras son mis amigas, mis hermanas. Juntas trabajamos duro para que nuestros amigos, vecinos y clientes, se sientan como en casa; y como siempre decimos, tratando a sus mascotas como si fueran las nuestras. Ellos lo saben y sus mascotas también.

Gracias a todos por confiar en nosotras. No hay nada que nos haga más felices que tratar y cuidar de vuestros mejores amigos.

Noelia

Desde siempre he sido gran amante de los animales. Cuentan mis padres que ya desde muy niña mostraba una gran sensibilidad con ellos. Mi primera mascota fué un gato llamado Pepe, un precioso y ansiado siamés que me hizo la niña más feliz del mundo. Luego vino Curro, un caniche con mucho carácter y todo un personaje. Y por último, mis dos amores que muchos de ustedes conocéis, Pika y Chavela a las que adoro como si fueran mis niñas.

A día de hoy me considero afortunada por formar parte de este mundo. Tengo la suerte de trabajar con animales, que es mi gran pasión, y si además estás rodeada de compañeras a la que quieres, respetas y admiras,  ¿qué más se puede pedir?

María

Mi pasión por los animales viene desde muy lejos, inculcada por mis padres desde siempre, al tener perros, gatos, canarios, palomas, tortugas… Me gustaba criarlos con mis hermanos, a biberón, a papilla, según lo que entraba en casa.

Siempre formaron parte de nuestra familia. En verano solíamos ir al río y veíamos peces y tortugas. Disfrutábamos mucho de cogerlas y tocarlas para después soltarlas y que siguiesen su vida en libertad donde eran felices de verdad. Así nos lo inculcó siempre mi padre.

Ya desde entonces, sabía que algún día sería veterinaria y que mi vida nunca sería plena si no lo conseguía. Luché desde entonces para cumplir mi sueño y aquí sigo feliz, viviendo con mi marido, mi hija y mi mastina Percha a la que adoramos y mimamos.

Auxi

En mi casa siempre ha habido animales, al menos una parejas de perros. Recuerdo que el primer animal “distinto” que entró en la familia fueron las cabras. A mis padres debo el amor y respeto que siento por todos los animales. Jamás me dijeron que no a recoger cualquier animal que me encontraba en el campo, a los que recuperaba y devolvía a la naturaleza. Por mis manos pasaron  erizos, garcillas, mochuelos, perdices… Sin duda, esto fue determinante para saber desde bien pequeña a qué quería dedicarme.

Tratar con tantos tipos de animales y mi interés por estar constantemente al día en mi profesión ha sido la gran motivación de mi vida. 

No me imagino la vida si no es rodeada de animales. Creo firmemente que el amor que recibimos de ellos es incondicional y que siempre nos lo devuelven multiplicado por mil.

Te esperamos

En la clínica veterinaria Los Bermejales tenemos las mejores instalaciones y el mejor equipo humano al servicio de tu mascota.

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